Gardner Ava. 1922+1990. N. Carolina. EE UU. Amó por igual al alcohol y a los hombres, en dosis ingentes y sin freno. Sus relaciones solían ser apocalípticas, como la que sostuvo con Frank Sinatra, y muchos la recuerdan todavía vagando a la deriva por los bares madrileños, entre los cincuenta y los sesenta, en que recaló en España.

Su muerte provocó cataratas de tinta y de lamentos, y no era para menos: el "animal más bello del mundo", según el gastado y tan acertado eslogan. Adolescente de 18 años cuando llega al cine, le cuesta mucho arrancar. No obstante, madura su belleza, que se hace agresiva, volcánica, y empieza a destacar en Forajidos (1946, Siodmak), papel que ayudará a fijar su personaje de diabólica pervertidora de hombres, que ni siquiera pierde en Los caballeros del rey Arturo (1954, Thorpe).

Pero su belleza es también vulnerable, y a su personaje le persigue la desgracia: como en Pandora y el holandés errante (1950, Lewin), en La nieves del Kilimanjaro (1952, H. King), en Mogambo (1953, Ford), en La condesa descalza (1954, Mankiewicz) o en 55 días en Pekín (1962). Fue capaz también de notables interpretaciones, como en La hora final (1959, S. Kramer) o en La no-. che de la iguana (1964, Huston). Desde mediados de los sesenta se fue alejando del cine, y sólo volvió esporádicamente, por ejemplo en El juez de la horca (1972, Huston).