El cine y las películas históricas

A lo largo de su existencia, el cine, nos ha traido películas cargadas de referencias a hechos históricos de todo tipo, épocas y civilizaciónes, estos filmes se enmarcan dentro del cine histórico, cine de época o cine épico.
La historia en el cine ha motivado películas históricas desde los primeros días del cine mudo: por ejemplo, en los EE.UU., Griffith realizó su película histórica épica sobre la Guerra Civil, El nacimiento de una nación (The Birth of a Nation, 1915) y, en , Ernst Lubitsch hizo la popular Madame du Barry (1919).
Una de las obras históricas más notables de los últimos días del cine mudo fue Pasión y muerte de Juana de Arco (La passion et la mort de Jeanne d’Arc, 1928), del cineasta danés Carl Th. Dreyer, una película escasamente épica en cuanto a su amplitud, pero dramática y conmovedora en su ejecución.
En los años treinta, el sonido aportó una nueva dimensión a las películas históricas en obras como la película británica de Alexander Korda La vida privada de Enrique VIII (The Private Life of Henry VIII, 1933) y la película americana de John Ford María Estuardo (Mary of Scotland, 1936). También se deben tener en cuenta los westerns y las historias de piratas del periodo como películas históricas de cierto tipo. El cine en color dio una nueva autenticidad y opulencia a la película histórica, sobre todo a partir de Lo que el viento se llevó (Gone With The Wind, 1939). Desde entonces ha habido numerosas películas históricas épicas, como la desafortunada Cleopatra (1963), dirigida por Joseph Leo Mankiewicz, y varias películas históricas que enfatizan el drama más que la épica, como las interpretaciones de Enrique II y su esposa, Leonor de Aquitania, por parte de Peter O’Toole y Katharine Hepburn en El león en invierno (The Lion in Winter, 1968), de Anthony Harvey.
Con certeza, una de las películas de época más evocadoras y auténticas ha sido Barry Lyndon (1975), de Stanley Kubrick, basada en la novela de Thackeray. Exasperantemente letárgica en ocasiones, la película recrea el escenario, el color y la propia atmósfera de la Inglaterra del siglo XVIII; es pintura histórica, más que cine histórico. La maravillosa capacidad del cine de hacernos sentir como si nos hubiéramos trasladado a otra época sigue seduciendo a los cineastas para crear este tipo de película: por ejemplo, la adaptación a la pantalla del drama neoyorquino de final del siglo La edad de la inocencia (The Age of Innocence, 1993) a cargo de Martin Scorsese y la visualmente suntuosa Restauración (Restoration, 1994), de Michael Hoffman.


Miserere, Salmo 51:1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
51:2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
51:3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
51:5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
51:7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
51:8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
51:9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
51:11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
51:12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
51:14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
51:15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
51:18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.
51:19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

Latín. 51:1 Miserére mei, Deus, secúndum misericórdiam tuam; et secúndum multitúdinem miseratiónum tuárum dele iniquitátem meam.
51:2 Amplius lava me ab iniquitáte mea et a peccáto meo munda me.
51:3 Quóniam iniquitátem meam ego cognósco, et peccátum meum contra me est semper.
51:4 Tibi, tibi soli peccávi et malum coram te feci, ut iustus inveniáris in senténtia tua et æquus in iudíci o tuo.
51:5 Ecce enim in iniquitáte generátus sum, et in peccáto concépit me mater mea.
51:6 Ecce enim veritátem in corde dilexísti et in occúlto sapiéntiam manifestásti mihi.
51:7 Aspérges me hyssópo, et mundábor; *
lavábis me, et super nivem dealbábor.
51:8 Audíre me fácies gáudium et lætítiam, *
et exsultábunt ossa, quæ contrivísti.
51:9 Avérte fáciem tuam a peccátis meis *
et omnes iniquitátes meas dele.
51:10 Cor mundum crea in me, Deus, *
et spíritum firmum ínnova in viscéribus meis.
51:11 Ne proícias me a fácie tua *
et spíritum sanctum tuum ne áuferas a me.
51:12 Redde mihi lætítiam salutáris tui *
et spíritu promptíssimo confírma me.
51:13 Docébo iníquos vias tuas, *
et ímpii ad te converténtur.
51:14 Líbera me de sanguínibus, Deus, Deus salútis meæ, *
et exsultábit lingua mea iustítiam tuam.
51:15 Dómine, lábia mea apéries, *
et os meum annuntiábit laudem tuam.
51:16 Non enim sacrifício delectáris, *
holocáustum, si ófferam, non placébit.
51:17 Sacrifícium Deo spíritus contribulátus, *
cor contrítum et humiliátum, Deus, non despícies.
51:18 Benígne fac, Dómine, in bona voluntáte tua Sion, *
ut ædificéntur muri Ierúsalem.
51:19 Tunc acceptábis sacrifícium iustítiæ,
oblatiónes et holocáusta; *
tunc impónent super altáre tuum vítulos.


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